A lo largo de los años, he tenido la suerte de formarme en distintas disciplinas, viajar, y conocer personas y culturas que me han dejado una huella profunda. No fue una experiencia personal de agotamiento o desconexión lo que me trajo hasta aquí, sino la observación constante (en personas a las que he acompañado, amistades, compañer@s, y en mí misma) de cómo vivimos muchas veces alejados de lo que realmente necesitamos para estar bien.
A través de mi trabajo en el mundo terapéutico, mis estudios en psicología, mi práctica de yoga y la exploración de diversas filosofías de vida, comprendí algo esencial: enfermamos cuando dejamos de escucharnos. Cuando nos dejamos arrastrar por las modas de bienestar, por lo que «deberíamos hacer», o por lo que le ha funcionado a otros, sin preguntarnos si eso también vibra con nosotros.
El cuerpo: una brújula sabia
He visto muchas veces cómo un pequeño cambio en la alimentación (hecho desde el conocimiento propio y no desde la restricción) puede transformar la energía de una persona. Cómo el movimiento consciente, como el yoga o una caminata en silencio, puede devolvernos la sensación de habitar el cuerpo en lugar de pelear con él.
No se trata de seguir la rutina perfecta, sino de crear una propia. Una que respete nuestros ritmos, necesidades y deseos reales.
La mente y el alma: espacios a reconquistar
En el trabajo terapéutico, una y otra vez aparece esta misma verdad: no hay bienestar si ignoramos nuestras emociones, si no entendemos cómo funciona nuestra mente, si no cultivamos una relación honesta con nosotras mismas.
El autoconocimiento es la medicina más potente que conozco. No sólo alivia, sino que transforma. Te enseña a mirar con más compasión, a actuar con más claridad, a vivir con más coherencia.
Una vida más ligera, más tuya
He visto cómo quienes empiezan a escucharse, a elegir desde el sentir y no desde el deber, recuperan su energía, su alegría y, sobre todo, su autonomía. No se trata de hacerlo todo bien, sino de hacerlo desde un lugar de consciencia. De darte permiso para soltar lo que no es tuyo y abrazar lo que sí te impulsa.
El bienestar no es una meta externa, sino una consecuencia de vivir en sintonía contigo.
Estilo de vida como medicina
Hoy quiero invitarte a ver tu estilo de vida como un mapa, como un campo fértil que puedes cuidar cada día. Tu alimentación, tu descanso, tus pensamientos, tus relaciones, tu forma de moverte por el mundo… Todo puede ser medicina si nace desde ti.
Pregúntate: ¿Qué me da salud, energía, paz? ¿Qué me aleja de mí?
No hay respuestas universales, pero sí hay un camino muy personal por descubrir…
Si necesitas guía o un acompañamiento amoroso en este proceso, estaré aquí para ti. Porque tu bienestar también es mi propósito.
